Audio-11-"Pensando con claridad"

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"Pensando con claridad"

PENSANDO CON CLARIDAD

 

      Puede resultar relativamente sencillo enfocar generalizando, exagerando, comparando, omitiendo información, en general distorsionando la percepción. La visión de lo feo, el mal, depende menos de la apreciación que de la motivación, intención e imaginación con que arropemos nuestra expectativa.

      Resulta descorazonador afrontar los rigores de ciertos datos a los que nos enfrentamos, más allá de juicios o prejuicios, cuando se dice que España es de los mayores consumidores mundiales de ansiolíticos y antidepresivos. No es alentador generalizar diciendo que un 40% de la población mundial vive en el umbral de la pobreza o por debajo de ella y por ende en una situación de semiesclavitud o esclavitud total o que la corrupción está asentada en todos los estamentos políticos, económicos y sociales. Corrupción es un término abstracto, indeterminado entre lo aceptable e inaceptable. La causa que provoca la prescripción excesiva de ansiolíticos tiene una correlación directa con el clima social, prioridades, creencias y motivaciones. Analizar las causas nos acerca a las soluciones. Podemos pensar en bondad o maldad, adaptación o inadaptación, buena o mala fe, pero el mirar con perspectiva permite llegar a ver.

      Se cuenta que un día Aristipo, el fundador de la escuela Cirenaica, defensora de lo que se suele llamar hedonismo, búsqueda del placer físico como la base de la felicidad, pero sin dejarse dominar por él, mientras viajaba en barco se desató una formidable y peligrosa tormenta, a causa de la cual temió por su vida y pasó, exteriorizándolo, escandaloso terror. Esa actitud, quizás exagerada, motivó las burlas de la tripulación y algunos pasajeros. Uno de ellos, sabiendo de quien se trataba, le preguntó: "¿Cómo se entiende que tú, un hombre sabio, temió por su vida, mientras que un ignorante como yo no tenía miedo?" Aristipo le respondió: "La explicación es, como tú has reconocido, que tenemos vidas muy distintas que salvar, y a mí no me importaría perder la vida si fuera como la tuya".

      La ironía y el desparpajo con los que se juzga da pie a cuestionar generalidades: la felicidad, el miedo, la vida… llevándonos a relativizar cualquier afirmación, porque la verdad que esgrimimos es polimórfica. Lo que ahoga no es estar en el agua, sino permanecer con la cabeza por debajo de la superficie.

      Por todo lo dicho anteriormente podríamos recordar, como decía C. Jung, que lo que aceptamos nos transforma, pero lo que negamos nos somete.

      Analizar el origen, la causa, de un postulado, una afirmación, un juicio, nos pone en el camino del entendimiento, para sopesar cómo y por qué se llegó ahí, más allá de la bondad o maldad.

      Ante un mundo cambiante como el actual no podemos olvidar la tercera ley de Newton, sobre acción y reacción: "Para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto", hacia el encuentro con el equilibrio.

      El bien o el mal no son tales si el enfoque busca no tanto enjuiciar o clasificar, como averiguar la intención que subyace.

           

"Tus posibilidades de despertar

 están en proporción directa

 con la cantidad de verdad

 que puedas asumir sin huir."

Anthony de Mello


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