─Amuyuni, me da la sensación que soy malpensado… Estoy más pendiente de lo que está mal que de lo que está bien. Tengo muy presente aquello de "Piensa mal y acertarás". Creo que es pesimismo.

      Amuyuni escucha no tanto lo que dice, sino cómo lo dice: gesticula con profusión, mueve la cabeza hacia uno y otro lado, mira al cielo como implorando, y de repente la baja perdiendo su mirada en el suelo. Aparentemente se le ve relajado, pero su debate interno le mantiene tenso. Está en un punto indeterminado de inflexión

─Veo confrontación donde no la hay. Me pierdo en diálogos internos intentando justificar mis posiciones…─continuó disertando con aire de cierto malestar.

─Y seguramente te estarás preguntado si es bueno o malo, si actúas bien o no o en todo caso por qué crees que te afecta ─le contesta, saliéndole al paso de la emoción de lamento o culpabilidad.

─Al ponerme en lo peor, los fantasmas del ¿y si…? Se desbocan y noto cómo crece la tensión. Y lo peor: no se cómo detener ese malestar que me provoca.

─Te entiendo. En realidad nadie es ajeno al descontrol de los pensamientos. Te gustaría salir de esa actitud que te carga… Para tu desconsuelo, no hay una receta. Pero podría aplicar la regla tercera.

─¿Qué dice esa regla?

─"Deja la arrogancia". No eres tan importante.

─¿Hay más reglas?

─No.

─Entonces no entiendo. ¿Qué ha de ver la arrogancia?

─Está presente en todas las actitudes, se disfraza de mil maneras, es experta en pasar desapercibida. Nace con la distinción que se hace entre el "Yo" y "lo otro". Se arropa con la desconfianza, vanidad, temor, envidia, recelo… Resulta difícil verla venir porque se camufla de ángel de luz, se oculta tras falsa asertividad, ingenua humildad, de orgullo desmedido o de pseudo autoestima, para granjearse confianza… porque conoce tus debilidades.

─¿Crees que la desconfianza, el recelo y la autocompasión están detrás del ser malpensado?

─No es tanto el ser como el estar. Porque esa actitud se puede cambiar.

      Ante el intento de su interlocutor por justificarse y seguir debatiendo, Amuyuni le insta al silencio, no tanto por eludir sus réplicas, como por sembrar la posibilidad de una duda razonable.

      Al cabo de unos segundos su interlocutor asiente con la cabeza. Le da las gracias y se aleja lentamente con el semblante pensativo. Amuyuni presupone que evalúa las mil sombras que pululan alrededor de su actitud. Malpensar es ponerse a la defensiva, es desconfiar, es darle protagonismo a la incertidumbre, es pre-ocuparse por las largas sombras que suele arrojar la culpa. La autocrítica es una espada sin filo con una empuñadura cortante. 

      ¿Cuántos "bienes" te reportan tus "males"?