Desapegos:
      En el Libro de la Vida (el libro) hay muchas lecturas. El Principio de Polaridad establece aparentes contradicciones. El barco debe desamarrar del puerto, abandonar la seguridad para adentrarse en el mar, hacia nuevos puertos. Puede encontrar tempestades, vientos favorables o desfavorables, pero en la decisión de desprenderse de su cobijo radica el aventurarse a explorar nuevos territorios. El desapego establece abandonar viejas sendas, brindarse la oportunidad hacia la confianza   El abordar nuevos caminos implica desprenderse de viejos arquetipos, valorar nuevos horizontes (las palomas emprendiendo diversos rumbos). El árbol recostado sobre el libro representa paciencia, el peso de un arraigo que intenta contrarrestar elevando sus ramas, formando parte del Libro, pero soñando el Cielo. Cualquier planeo implica elevarse al viento, al cielo; aventurarse a la incertidumbre del descubrimiento. Ese valor, ese principio del redescubrir invita a constantes aleteos. El desapego a la tierra es lo que permite volar, sin perder de vista el Libro de la Vida, los aprendizajes que cuestionan viejos paradigmas; el descontento impulsa un escepticismo que empuja a desprenderse del caminar para poder volar. Todo desapego es una invitación a dejarse sorprender por los deseos. Todo vuelo implica aceptar que la brisa sustente el cuerpo con la mirada puesta en el cielo, sin perder de vista los valles y las montañas.

Renacimiento:
      El mundo es movido por creencias, personificado por el árbol en diversas facetas. Cambio y renovación. Hay unas ramas secas y otras con alguna hoja, representando distintos resultados frente al empuje de la savia. Hay un despertar recreado en las ramas haciendo volutas, sostenidas por un recio tronco, firmemente asentado al suelo. Desde el centro se configura una mariposa, conformada por hojas difuminadas que representan las ideas, opiniones y que en conjunto simboliza el espíritu del despertar. Un renacer en diversos ámbitos caracterizado por las hojas y los tallos a la espera de sus flores y frutos. La Tierra, que sostiene el tronco, es la Vida. Las ramas se elevan al cielo en busca del Sol, de la luz y sus sueños. Las ramas secas indican un presente incierto,  faltas de savia, pero alrededor son aupadas por otras que, en su fortaleza, acabarán contagiándolas. El devenir del Renacimiento es tanto presente como futuro a la vez. Cada idea que se mueve, cada valor que se eleva al cielo equilibra el conjunto. Es el empuje de la Esencia. Sueño y fantasía, despertar hacia la ecuanimidad de la búsqueda de entendimiento, con la certeza de que la mariposa que subyace, simbolizando su espíritu, acabará por emprender el vuelo, para hablar al árbol de esperanza mientras lleguen las flores.