Conciencia:

      Conformando un árbol distintos elementos se integran. Una definición de conciencia sería el conocimiento que el ser humano tiene de su propia existencia, con un compendio de actitudes y comportamientos. Ese conocimiento viene representado por los círculos, en donde se enmarcan básicamente ojos, de distinta manufactura y apariencia, como símbolos del mirar para ver, flanqueando, como defendiendo al ser humano. Ofreciéndole visiones para el discernimiento y amparo.  Las estilizadas figuras humanas, en diversos niveles, posturas y ademanes, encarnan sus estados mentales y emocionales. Son los protagonistas, que con sus intereses y motivaciones, van escalando el Árbol de la Vida. Sus maneras de ver, de afrontar, forman el tronco, del que parten sus ramas, que equilibran el conjunto. En la periferia, sus maneras de mirar flanquean sus actos. La propia existencia va configurando unos patrones en los que los valores y la flexibilidad con que se afrontan van constituyendo el Todo. El conocimiento que el ser humano va descubriendo sobre sus expectativas le impulsa a reconsiderar su papel como humanos. En esencia, individualmente o en conjunto, participan de la existencia, conocedores por intuición de su elevación. A igual que un árbol, extiende sus brazos y se rinde al Sol, al viento, a la lluvia y a la tierra a la que se sujeta, sin evitar mirar al cielo.

Fortaleza:

      Cual edificio, castillo, fortificación, defensa, se erige como un conjunto de piezas. Cada una de ellas, individualmente y en conjunto, representa formas de mirar, de pensar, de afrontar, de valorar… Todas ellas, en conjunto, también dan apariencia de atalaya, invitando a escrutar el horizonte en busca de amenazas. La fortaleza es la capacidad para sostener, resistir o soportar. Esta imagen configurada como un elemento piramidal está constituida por numerosos elementos que, integrados en un todo, establece la visión para sobrellevar, afrontar, resistir, avistar, protegerse… Cada fragmento, diferente de los demás, es una invitación a reconsiderar oportunidades. No es más fuerte el más grande, sino quien de mayores opciones dispone. Las prioridades a cómo usar la fortaleza, como defensa o como atalaya, vienen representadas por líneas rectas que denotan cierto apremio: triángulos, cuadrados, hexágonos y rombos, integrando una disposición armónica. La flexibilidad del ensamblado establece la capacidad de adaptación como elemento primordial para asumir la fortaleza, como valor, como estrategia frente a los embates de la Vida. Cada unidad configurando un Todo. El equilibrio y la integridad son elementos identificativos que definen el propósito, la intención de establecer expectativas para afrontar retos y desafíos.