Creencias:

      En nuestro cuerpo material o físico (representado por el círculo central)  se establece el principio de preservación o instinto de supervivencia, como filtro primordial para afrontar cualquier peligro. Desde el nacimiento, incluso antes, empiezan a llegar informaciones y se someten a un filtro primario: bienestar, malestar, agradable o desagradable, configurando los primeros pasos del principio de polaridad. El objetivo es discriminar posibles amenazas a la integridad física. Esos filtros se van ampliando dando cabida a filtrar otros, que de manera directa no representan peligro pero de manera indirecta o solapada sí. La información que llega a través de los sentidos se va clasificando y tamizando. La complejidad para determinar si representan o no amenaza se hace sutil y confusa. El ejemplo de los que nos rodean forma parte para determinar la importancia de lo aceptable o no, de lo permitido o no, las opiniones, los patrones de conductas y comportamientos; las propias experiencias en la búsqueda de placer o alejamiento del dolor y básicamente de los arquetipos de la sociedad que nos envuelve, con sus paradigmas morales, éticos, religiosos y otros. Estos cuatro factores (círculos exteriores en el dibujo) configuran un todo, sin perder de vista las polaridades de elección a las que nos enfrentamos. Todo ello conforma un proceso que podemos llamar pensamiento y en el cual se involucra el cuerpo mental y el emocional para establecer criterios y formas de afrontar la información, con el objetivo de tomar decisiones. Todo en principio, en medio de la individualidad, es un Todo del que formamos parte. Las decisiones enmarcan nuestros comportamientos y nuestra positiva forma de preservar la integridad. El equilibrio es la constante que determina hacía dónde son empujadas nuestras apreciaciones, deliberaciones y conductas.

Conocimiento:

      Las experiencias acumuladas, independientemente de su procedencia, forman un cúmulo de saber, cuyo objetivo es ampliar experiencias, las nuestras y las ajenas. El libro representa ese acopio de ideas, pensamientos, formas de entender, de afrontar… El cúmulo de experiencias no garantiza la salvaguarda total. El conocimiento persigue atesorar experiencias para evitar errores. Con ese principio se pretende establecer un círculo de protección. El dibujo de la portada del libro, el pasillo y las arcadas es una invitación a penetrar en el mundo del conocimiento, para mejorar actitudes y comportamientos, con el fin de preservar la integridad propia o del círculo cercano de convivencia. Es sugerente, pero el adentrarse implica centrarse en el camino no sólo en la meta. El saber, el conocimiento en sí no es importante, sólo cuando se redimensiona al respecto de qué se hace con ellos. Las mariposas y las palomas, en dualidades, siguiendo el principio de polaridad representan la sutileza que se desprenderá  del beber del conocimiento: un volar para conocer otros paisajes, cuya finalidad es el entendimiento, la comprensión. Desde lo alto de su vuelo pretenden incrementar el campo de visión, que les brindará nuevos paisajes, nuevas formas de percibir y afrontar el devenir. El conocimiento en minúscula y en mayúscula, son como la carrera para coger impulso y saltar. No es el final, es una meta volante para reconsiderar posibilidades, alternativas, opciones y determinar decisiones. El Conocimiento es la transformación del gusano en mariposa.