Audio-17-"Pensar en rojo"

Audio-17-

"Pensar en rojo"

PENSAR EN ROJO

 

      Hay momentos de abatimiento, pesadumbre, desánimo e incertidumbre, también de impulsividad, impaciencia y nerviosismo. Necesitamos del equilibrio. Tratamos de evitar el estrés, la ansiedad, la depresión, el descontento… pero no es suficiente, hay que ser resolutivo, pasarse al bando de la confianza, convicción, motivación, ímpetu, impulso, vigor y fuerza. El rojo nos acosa. Evitamos un exceso de celo, hiperactividad, ansia… o de impulso con rabia, irascibilidad, cólera, codicia, ambición… Tratamos de ser conscientes de la agitación, el desvelo, la intranquilidad, la preocupación, la indignación, que merman el ánimo, para retomar el sendero del equilibrio en pos del bienestar.

      Pensar en rojo es calidez, estímulo, una invitación al equilibrio del alma, al reencuentro con la energía de la Esencia, buscando la ecuanimidad. Es un pellizco a la alternativa de conectar con la sangre, la fuerza vital interior, de reconocer la valía y reconsiderar el valor, la mesura, la convicción de un bienestar saludable.

      Se cuenta que en Inglaterra, durante un banquete oficial en el que se encontraban personalidades de todo el mundo, el Jefe de Protocolo observó con asombro, pero con disimulo, cómo una de esas personalidades, intentando que pasara desapercibido, se guardó en el bolsillo de su chaqueta un salero de oro. El responsable, Jefe de Protocolo, no dio en ese instante con una solución mesurada y se dirigió al Primer Ministro, Winston Churchill, para consultarle cómo proceder. Este le dijo que lo dejara en sus manos. Se metió un salero de oro en el bolsillo y como quien no hace se acercó al ilustre invitado, diciéndole al oído, mientras le enseñaba lo que contenía el bolsillo: "El Jefe de Protocolo nos ha visto guardarnos el salero en el bolsillo. Será mejor que lo devolvamos". Y así lo hicieron.

      Pensar en rojo es ofrecerse la oportunidad de combinar la calidez con el aplomo; el valor con la confianza; la imaginación con el contento; la satisfacción con el compromiso.

      Pensar en granate, escarlata, púrpura, rubí, es atesorar vitalidad, porque el color en sí es vida. Es dejar fluir el potencial sin amilanarse por el desánimo. Es acompasar el fuego interno con el externo, porque el color del fuego es hijo de la luz.

      El calor en el corazón, repleto de grana y sanguíneo es la garantía de unas emociones cálidas, arropadas por un sentir calmado y un valor ardiente. El movimiento, en su constancia, es salvaguarda, henchido del fluir del líquido vital avala un temperamento calmado y una actitud dispuesta. Pensando en rojo, como la expectativa, legitima la equidad necesaria para seguir el ritmo de la existencia.

      "La vida es como andar en bicicleta. Para mantener el equilibrio, debes seguir moviéndote", testimoniaba Albert Einstein, proclamando, a manera de parábola, un corazón activo y una diligencia sin exceso y sin pereza. El rojo es, en su propuesta complementaria, calma, sosiego, tranquilidad, confianza, serenidad paciencia y entereza, magnanimidad, nobleza, desprendimiento y generosidad.

 

 

"Todo nos obliga a ser el centro

 de nuestro propio equilibrio."

 Jorge Guillén

Share by: