Consciencia:

      Representados por unos ojos escrutadores, indican el percatarse de… Entrelazados como un todo expresan continuidad, porque se ensamblan en la Unidad. La percepción conforma un edificio que intenta preservar la integridad. El equilibrio de lo que percibimos fortalece nuestra visión del mundo. Los referentes son el propósito de mantener cuerpo, mente y espíritu como un Todo. La consciencia es la llave que permite discernir. Los círculos entre los ojos insinúan las motivaciones que llevan a la manera de pensar, derivando actitudes y comportamientos. El punto de referencia adecuado nos permite sondear qué percibimos, en función de qué y para qué. La perspectiva, que no se debe perder, el enfoque es el aprender para ejercer el conocimiento. La consciencia nos acerca a saber qué hacer con ese entendimiento. La consciencia evita perderse en el laberinto del no querer ver, de ahí el protagonismo de la vista, no como elemento perceptivo, sino como referente para poder valorar. Querer parecerse a… realizar tareas sin tener en cuenta la ponderación del propósito aboca a la inconsciencia, a seguir derroteros que sostendrán un edificio más que dudoso. El ser conscientes es apostar por una integridad que resulta de evitar máscaras y comparaciones. Cada esfuerzo consciente por estar en el ahora es invertir en un edificio sostenible, de ahí que los ojos estén entrelazados, manteniendo un equilibrio entre percepción y deseo. 

Alienación:

      Los diez dibujos que conforman el mapa representan un todo. Diversas motivaciones, intereses, inquietudes, incertidumbres, desconfianzas… paradigmas se representan en las distintas hojas que configuran la Vida. El propósito intenta recolocar cada página para el equilibrio sea el referente. Cuando la incongruencia, el deseo, el temor y otras emociones negativas cobran protagonismo, la alienación, el no ser el que se Es, hace acto de presencia. Los diferentes dibujos que componen el conjunto son elementos recolocados según motivaciones, propósitos y prioridades. Por ello aparecen buscando un espacio, entre lo horizontal y lo vertical. A veces la intención de nuestros propósitos suele ser clara, avalada por la referencia del Ser (por ello hay imágenes figurativas) y otras no (dibujos imprecisos no figurativos). Las distintas hojas tienen el contorno irregular, indicando que es difícil que encajen como las piezas de un rompecabezas, por cuanto que las motivaciones y las expectativas suelen ser imprecisas. Es el campo abonado para la alienación, para esa pérdida de identidad. Lo que llamamos realidad, en realidad es “nuestra” realidad, es la que hemos configurado al perder de vista la Unidad, y el Todo. El cuerpo pretende hacer prevalecer el Uno ante el Todo, la mente intenta justificarlo, pero el Espíritu aboga por la Unidad.