Extractos.-05-

Extractos.-05-

"Consciencia vs enfermedad"

      Intenta abrirse paso a través de la tesis de la importancia de los estados afectivos, mayormente de los negativos, por su incidencia como dolor, malestar o enfermedad. Tomar consciencia es escuchar al cuerpo como mensajero de los desajustes emocionales. Nuestro currículo de aprendizajes establece como centro de atención las emociones. Los sinsabores, preocupaciones, desavenencias y en suma enfermedades son el aviso de haber perdido la senda. Hacerse consciente de dónde y por qué razón es ponerse en el trayecto de la salud. El libro es un guiño a la consideración de que el equilibrio que experimenta el cuerpo es un reflejo del desajuste afectivo. Cada ejemplo, cita, metáfora u observación es una llamada a reconsiderar creencias, hábitos y paradigmas, porque somos lo que creemos. Abandonar el camino del dolor es adentrarse en la senda del despertar, ganando terreno a la inconsciencia, reconsiderando en dónde se perdió el camino de la Esencia.

      El contenido de este libro está pensado para las personas que están empezando el despertar. Pretende hurgar en la correlación entre consciencia y la salud. A pesar de lo mucho que se ha escrito al respecto por lo sugerente y trascendental del tema, intenta, no obstante, incidir en un enfoque, para aproximar a un desaprender. Apelando a un entendimiento intuitivo, más allá de las palabras.

Cuanto se expone es un pellizco para el despertar al cuestionar, dejando un margen de confianza al lector para que llegue, a través de forzosos zarandeos, a sus propias conclusiones.

      Esa realidad a la que intentamos acceder es pluridimensional, holográfica, holística y metamórfica. Por ello ofrece diversas lecturas de diferente calado, con la pretensión de espolear la inteligencia.

      Las citas, aforismos, anécdotas o refranes que se incluyen, son sólo muletas, indicadores de un saber ancestral en la conexión del entendimiento. Como decía Sócrates: “Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia”.

      Hoy en día se habla de enfermedades psicosomáticas, es decir, aquellas que comparten alma y cuerpo. Desequilibrios fisiológicos que van más allá de lo somático, aceptando que hay una conexión y correlación entre eso que llamamos mente y la materialidad.

      "Verdades", creencias, credos, deseos, dogmatismos, fanatismo, motivaciones, prioridades, hábitos… emociones, sentimientos, conductas, actitudes… conforman un cuerpo emocional y mental a propósito de la Existencia.


“El propósito de la enfermedad

es atraer a la consciencia

 la pauta mental que la ocasiona.”


“Sólo el gusano

está libre de la preocupación

 de no tropezar.”

 Og mandino




      La primavera se manifestó tímidamente, invitando al gusano de la seda a desprenderse del caparazón donde había esperado. Los guiños del sol le hacen despertar de su somnoliento letargo y la templanza del clima de mediados de marzo le invita a desperezarse. Apenas tiene fuerzas y de su diminuto cuerpecillo extrae la convicción, la determinación, para abandonar la protección del huevo. Se desplaza encogiendo y estirando rítmicamente su agusanada morfología buscando las primeras hojillas de morera, su sustento, que también han sido invitadas a abrirse a la melodía del renacer. La imperiosa necesidad de alimentarse le impulsa. Su instinto de supervivencia sigue los mandatos de su Esencia, del fluir de la Existencia.

      Encuentra al poco su primera hojita. Se encuentra solo. Su principal defensa, paradójicamente, es la fragilidad de su reducido tamaño, pasando desapercibido. Sin otros menesteres que le distraigan comienza a mordisquear la hojuela por los bordes. Se dedica con ahínco, aplicadamente. No es hambre, quizás sólo impulso a comer. Siente su momento, la memoria genética que le invita a cumplir el propósito de su existencia. Evita distracciones. Su metabolismo y su actividad se funden. Come y defeca. No es inconsciencia, es aceptación, motivación, confianza, certeza, ausencia de apego. Sin prisa, pero sin pausa, las dentelladas se suceden, sistemáticas, precisas. Sencillez, presente, conservación de la especie. Apetencia, deseo. No hay pensamientos que le distraigan, ni competitividad que le entretenga. Quizás solo sienta solaz en su dedicación, enmarcada en la necesidad. Sus fuerzas son pocas, pero mucha la voluntad. Los instantes se suceden, lejos de ansiedad. Siente probablemente deleite y se anima a continuar. Quizás pueda sentir, tal vez pensar. A nadie le pide ni le da cuentas. Su divinidad le mece y se deja acunar mientras muerde. ¿Qué energía le mueve? No es gula, ni preocupación, ni recelo, ni orgullo, ni indecisión. El temor todavía no es protagonista. El descontento es quimera. A nadie engaña. Decisión, alma. La memoria biológica heredada le guía. Algunas sombras le siguen de lejos, pero sigue al amparo de la Providencia. Su actitud mantiene alejada la somnolencia. En su ver, sin necesidad de mirar, siente el arrope de algún rayo de sol disperso. Confía en la Unidad. El aire se le brinda y solo la concentración en la comida le ofrece el silencio de su roer. Sólo un objetivo. El tiempo se diluye en acción. No hay prejuicios ni exageración. Todo se funde. Su entre-tener se va abriendo a una consciencia inconsciente. 

      Establece una sutil frontera entre su comer y lo comido. La constancia le precede y los dictados de la Vida le impulsan a seguir comiendo y creciendo. Se suceden los períodos de actividad y descanso. La pre-ocupación no guía sus opciones. Es y está. Sigue su Esencia y en un tiempo sin consciencia de él, muda su piel, por primera vez a los tres días. Cuatro veces se repite el proceso, deteniendo su voracidad mientras acontece. Hace una pequeña base de seda y permanece con la cabeza levantada, apoyándose sobre las patas traseras. ¿Sueña? Inconscientemente hay aceptación, flexibilidad, armonía y equilibrio. Muda sin dolor ni resignación. Su mundo mental evidencia sencillez y conformidad. Vibración. El Universo sustenta su transformación. Así, arropado por la Energía, se deja llevar al compás del soplo de Vida. No se somete, se deja abrigar. El susurro de la brisa cercana le arrulla, mimando su delicadeza (…)


      (…) La depresión, por ejemplo, es un cúmulo de gotas (desánimo) que, de manera inconsciente, llenan el vaso, hasta que una última lo colma. Pero no solamente vence la tensión superficial que ofrece el líquido, sino que se desborda y empapa todo en derredor.

      Cuando el grado de evolución ha sumado suficientes experiencias es cuando los estados anímicos se van desenredando y el ser humano acepta ser consciente cada vez en mayor grado.

      Cuando se aligera el peso de darse importancia, de arrogancia, de autocompasión, es cuando el principio de Arquímedes comienza a manifestarse: todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso del fluido desalojado, porque el recorrido de nuestras apreciaciones, percepciones, intereses, prioridades, creencias, sigue, muchas veces, el camino trillado de pensamientos ajenos.

      ¿Cuánto pesa una creencia?

 

“El médico procura entender

el código químico que utiliza la enfermedad.

 El metafísico procura entender

 qué trata de decirnos.”

Marianne Williamson


“Juan Gaviota descubrió

 que el aburrimiento, el miedo y la ira,

 son las razones

 por las que la vida de una gaviota

  es tan corta”.

Richard Bach

 


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