─Amuyuni, en mis meditaciones exploro caminos, de los que me cuesta asirme. Soy zarandeado por la inconsistencia de lo que creo.

─"Soy", dices. Me recuerda el pasaje del Génesis, cuando Moisés quiere identificar a quien le habla, en el monte Sinaí. "Yo Soy el que Soy". Estamos hablando de esencia, el clamor de la existencia. ¿Habías reparado en ello?

─No entiendo…

─No vayas a creer que yo sé quién soy. Me inclino más por el que no soy. Si caminas hacia el ocaso la oscuridad te rodeará; si lo haces hacia el alba la claridad te arropará.

─¿Lo que soy tiene que ver con lo que creo, me dices?

─Vas entendiendo. Sigue.

─Creo que sé dónde estoy, pero me cuesta saber a dónde me dirijo.

─Puedes estar contento al hacer balance por la cosecha, pero también por las semillas sembradas.

─Entiendo…

─Somos lo que somos y nos perdemos en suposiciones y prejuicios, tratando de explicarlo.

─¿Debo seguir, sin preocuparme de quién o qué soy?

─¿Preocuparte? Para nada. Con que te ocupes será suficiente. Independientemente de lo que pretendas buscar o ser, ya eres quien eres. Formamos parte de un universo mental sin límites. No los establezcamos nosotros.

Un paréntesis de recapitulación se hizo necesario para recomponer los reflejos en el espejo. Enzarzarse en especificar Ser o no, era perderse en un océano de percepciones ilusorias.

¿Con qué Soy te identificarías?