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“Aquel que tiene objetivos claros,
no pierde el tiempo.”
Lenin
Pensaba que el saber lo que quería era sencillo. Recordaba que fácil o difícil dependía de los parámetros de referencia que estableciera; subjetivamente sólo eran manifestaciones del subconsciente para racionalizar.Recordaba de sus tiempos de alumno, aquella mañana cuando el profesor entró en clase y vio una mesa adornada con una pintada insultante: —¿Quién ha sido el autor? —inquirió. Ante el mutismo general y con pocas ganas de averiguaciones se limitó a sentenciar: —Mañana no quiero ver ese insulto a la buena educación. Al día siguiente mesa y decoración seguían juntas. —¿Acaso no dije bien claro ayer que no quería ver esa desagradable pintada otra vez? Como el profesor habló de forma impersonal, nadie de la clase se había hecho eco de la demanda para cumplirla. —Os daré otra nueva oportunidad; no me gustaría tener que tomar represalias. Día siguiente e inseparable mesa y despropósito: —Esto ya es desfachatez. ¿Qué pasa aquí? Delegados, sois los responsables de que mañana no vea “eso.” Nuevo día. Los delegados han cambiado la mesa de lugar y tapado con una cartulina. El profesor se extraña de ver la mesa tapada con cartulina... destapa y... —Os doy la última oportunidad... —clamó amenazando. Los increpados no se dan por aludidos, porque piensan que han cumplido la solicitud: la pintada no se veía.
Quinto día: El profesor dio por sentado que el asunto estaba solucionado y prefiere no preguntar. (Los delegados habían sacado la mesa al pasillo). La historia siguió, porque el profesor al salir del aula, camino de otra clase, tropezó con ella... Despropósito de objetivos. ¿Ritmos hacia la coherencia? -37-
“Ve deprisa
y el tiempo irá delante de ti,
como una mariposa esquiva.
Ve despacio
y el tiempo irá a tu lado
como un buey manso.”
J. Ramón Jiménez
Recordaba el proverbio que decía: “De la prisa no queda sino el cansancio.” Quería inculcarse el valor de ir paso a paso, sin la imperiosa necesidad de querer anticiparse al tiempo. Resaltaba que uno de los principales males de nuestro tiempo era la prisa y la aceleración sin un objetivo coherente. Esa perspectiva en la vida negaba importancia a la necesidad de vivir relajados y confiados como logro de una educación que debía devolverles el poder a ellos y no a las cosas. -Tened en cuenta que tan sólo se puede vivir el presente; un momento cada vez decía a sus alumnos. Cuenta una fábula, que hubo una lecherita... Concluyendo Samaniego: “No anheles impaciente el bien futuro; mira que ni el presente está seguro.” Era consciente, al hacer repaso de las enseñanzas que la vida le deparaba, que muchas de sus decepciones, le habían sobrevenido cuando intentaba anticiparse con demasiada ansia a los acontecimientos... porque era una forma de querer tener “todo” bajo control, temor al mañana... dejando poco lugar a que las cosas simplemente sucedieran, con la confianza puesta en que acontecerían marcadas por la Ley del Ritmo. Había aprendido a aceptar, que en cada momento de la vida, el presente era la eternidad, desde que un día aspiró el aroma de un sueño y resolvió despertar a la consciencia. Su siguiente decisión fue compartirlo. -38-
“En todas las épocas
hay personas
que no piensan como los demás.
Es decir,
que no piensan
como los que no piensan.”
Margarite Yourcenar
En el reencuentro con sus experiencias recapacitaba: Lo mejor que podemos hacer es... Bueno... una de las mejores cosas que podemos hacer es... Tal vez... dos de las mejores cosas que podríamos hacer son... El caso es... que, tres opciones válidas podrían ser... o quizás...
Podía pensar que era indecisión, pero reconocía que era como el saltador que retrocedía para coger carrerilla, sabiendo de la utilidad ante el resultado. Le asaltaba en el recuerdo, a manera de vocecita interior, una frase que siempre le gustó: “Más fuerte es, el que de más opciones dispone...” ¿Lo mejor? ¿Lo único?... Porque las cosas no siempre eran como parecían...
Cuando el desaprender era lo que le empujaba, le gustaba recordar que su tendencia, movida por el deseo de hacer bien las cosas, era buscar la posición de equilibrio, al aceptar que podía haber alternativas que le permitieran mantener expectativas de superación, sin criterios limitantes. Ante las alternativas, procuraba segur caminos con corazón. La Ley del Ritmo iluminaba esos caminos. -39-
“Deja de concentrarte en lo que no tienes
y conciénciate en tomar aprecio
por todo aquello que tú eres
y todo lo que sí tienes.”
Wayne W. Dyer
Una compañero comentaba con otro, tratando de poner en la balanza una visión creativa de las cosas: “Un día se encontraron dos amigas: una ciega, la otra no. Contrastando riquezas y apetencias: -¡Ay, si todo lo que veo fuera mío! -dijo la poseedora de vista. -¡Ay, si fuera mío todo lo que no soy capaz de ver! -contestó la “ciega.” Magnitudes. El poseer era cuestión de parámetros. Cuentan que eran ya muchos los guías (maestros, profesores, padres, profesionales) que en vez de preguntarse ¿qué gano con esto? habían empezado a preguntarse ¿cómo puedo ayudar? Eran cada vez más los que empezaban a crear valores y creencias en sí mismos, generando el compromiso de ofrecerse como partícipes de una labor compartida en el servicio. Creadores de su propia suerte al entender hacia dónde caminaban. Tenían como lema unas palabras de Leo Buscaglia: “No pierdas tiempo preguntándote por qué el mundo está como está. Mejor pregúntate cómo mejorarlo. Esa pregunta sí tiene respuesta.” Disfrutaban bebiendo de las directrices de los grandes maestros. Su estrella de Oriente les iba precediendo, porque sus guías habían tenido la delicadeza de elegirles por su capacidad para concienciarse y tomar aprecio por todo aquello que eran y tenían. Eran la semilla hacia una pedagogía personal, interna y viva. -40-
.”.. porque de la abundancia del corazón
habla la boca.”
S. Mateo 12:34
-Has hecho un dibujo muy bonito… de verdad. -ratificó. No era consciente de que esas muletillas “de verdad” sólo servían para convencerse de que quería sentirlo así. ¿O tan solo era apoyo para no manifestarse tan poco coherente? -Voy a contarte lo que pasó... de verdad... -¿En serio? ¿De verdad?
¿La verdad que pretendía o la que le gustaría? ¿Acaso cuando hablaba normalmente lo hacía en broma o se comportaba con tan poca congruencia que creía decir lo más conveniente a los demás? ¿Para qué traicionarse de esa manera? -Ahora en seguida lo vemos... de verdad...
-Te lo digo de verdad... Eran personas del “de verdad.” Su visión de las cosas era superficial y pretendían contentar, reforzando su pensamiento y actitud con un resorte vacío. El efecto era siempre el contrario al deseado: ¿O sea que cuando no dice “de verdad” es que me está mintiendo descaradamente? ¿Qué valores y creencias alimentaba la credencial del “de verdad”? Lúcidos mensajes del subconsciente para alertar al que escuchaba. Estaba comenzando a “leer” otras muletillas como “de todas maneras...” cuando se hacían como preámbulo al iniciar un diálogo o una contestación, otorgándose aires de pedante; “no sé si me entiendes...”, queriendo aparentar ser más listo que su interlocutor; “¿Vale?” (repitiendo la muletilla hasta la saciedad), buscando una conformidad innecesaria. Sutiles comunicaciones al consciente, para rescatar intenciones, porque el “Yo” siempre quería mantenerse al margen de toda manipulación contra sí mismo o los demás. Llaves para dar un paso hacia la consciencia del “Conócete a ti mismo.” Ritmos de comprensión.