Mortalidad-in

Mortalidad-in

" Para que pueda surgir lo posible

es preciso intentar una y otra vez lo imposible."

(Imagen creada por los autores de la web)

─Amuyuni ¿Qué puedo hacer para conseguir “la vida eterna”?

─Esa pregunta ya fue formulada a otro Maestro: “Vende cuanto tienes, repártelo entre los pobres y luego ven y sígueme”, fue la respuesta. El aspirante a “vida eterna” se entristeció porque era rico.

─Yo tengo poco. ¿Desmerece el valor?

─Analicemos el propósito de tu deseo ¿Vida eterna? ¿En este mundo? ¿Ser inmortal? ¿Te suena la fábula del rey Midas, el que todo lo que tocaba se convertía en oro, que era lo que más deseaba?

─Sí. El desenlace era previsible. No supo la trascendencia de lo que había pedido, hasta que mordió las consecuencias.

─Bien. Veo que vamos juntos. La cuestión no es poseer, sino ser consciente del propósito de lo poseído.

─¿Me preguntas para qué deseo la inmortalidad? ¿Escapar de la vejez y la muerte? ¿Es poco?

─Todo tiene un precio. El que algo quiere, algo le cuesta. ¿Seguimos juntos? Sócrates, también Hipócrates decían: “Si alguien busca la salud, pregúntale si está dispuesto a evitar en el futuro las causas de la enfermedad; en caso contrario, abstente de ayudarle”.

─¿Me estás diciendo si sé por qué no soy inmortal? Pues, no, no lo sé.

─Te adelantas, no hemos llegado ahí todavía. La inercia de la Existencia te lleva al entendimiento. ¿Quién eres tú? Ese conocimiento, el logro que buscas es tema para cien vidas. Tu esencia es eterna, inmortal.

─¡A mi cuerpo le gustaría creerlo!

─Otro buscador, Baltasar Gracián, dijo: “Muchas veces nace la enfermedad del mismo remedio”.

─No entiendo…

      Un silencio obligado, retórico, se prepara para asestar otra pregunta.

─¿Estás dispuesto a averiguar por qué morimos?

─¡Lo estoy!

─Has dado el primer paso. Lo importante será, no lo que aprendas, sino lo que hagas con lo aprendido. En las decisiones, impulsadas por el deseo, avanzas. Solo eres consciente que dormías cuando despiertas. Vamos a empezar a desaprender.

      Amuyuni le mira a los ojos, pero la perplejidad del aspirante a inmortal no se hizo notar. Agachó la cabeza y con pesar comenzó a alejarse.

      ¿Cuánta arrogancia es necesaria para dejar de pensar?




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