EL MAESTRO DE AIKIDO

EL MAESTRO DE AIKIDO

(Imagen creada por los autores de la web)

      El fundador del Aikido, el maestro Morihei Ueshiba, lo definía como el “arte de la paz”. No es un arte marcial como tal, aunque como en otras disciplinas el entrenamiento y la consciencia con que se hace, son las bases para iniciarse en el camino de la Energía. Decía el maestro Ueshiba: “el camino de las artes marciales no es un medio para derribar al adversario, mediante la fuerza (…) el verdadero camino requiere ordenar las energías internas del universo, protegiendo la paz del mundo, moldeando y preservando en su forma justa todo lo que existe en la naturaleza”.

      El maestro enseñaba según esos principios. Muchos otros vinieron después. Uno de ellos escuchaba a una discípula interpelándole. La alumna, alma vieja, aunque joven en espíritu y edad, le requería en algunos momentos, tratando que su mundo mental fuera a la par con el espiritual.

      —¿Cómo puede canalizar que el ataque no es tal? ¿Cómo puedo enfocar que agresión, confrontación, ataque, no tengan cabida en mis actitudes?

      El maestro la escuchaba en silencio. Pocas veces daba fórmulas. Siempre incidía en que sus palabras eran opiniones, escuchadas al alma.

      —El ataque es una opción. Sentirse atacado es una decisión. Eres energía, eterna y en constante interacción. Aceptar la agresión o el ataque es abrir las puertas a consentir que una creencia se abra a una contradicción. No puede haber ataque puesto que "Tú" y "lo otro" sois Uno en el fluir de la Existencia.

      —Procuro entenderlo —asentía la alumna— pero no acabo de concebirlo.

      —Resulta aceptable o posible que haya personas que agobian, molestan, critican, ofenden, manipulan, mienten… hacen uso de la violencia, verbal o física, sienten la ofensa, la rabia, la ira, la arrogancia, la vanidad, la envidia, el odio, el temor… como parte de su estructura de creencias. Las emociones están sometidas a filtros; unas veces se contienen, otras veces son caballos desbocados. Esas personas con “actitudes inhumanas” dan la sensación que ocupan su lugar, tienen cabida en el mundo. Pero ten en cuenta que al tratar con personas de esas latentes emociones “negativas” y no dejar paso a la rabia, al odio, a la arrogancia… están entrenándote a templar tu espíritu. No debes adoptar el papel de víctima. Esas emociones personificadas intentan atraernos al desequilibrio. Te ponen a prueba. Si caes en el error de pensar en confrontación, ataque, agresión… cedes tu poder. Pero no debes olvidar que eso solo es un entrenamiento para que a pesar de los intentos del tirano, tú te ejercites en despertar emociones positivas para equilibrar; ese es el papel de lo que llamamos Energía. Así, usas de la paciencia, la comprensión, la humildad… tratando de permanecer en un estado de ánimo ecuánime. Tratas de liberarte de la arrogancia, impaciencia, inconsciencia, odio, temor, ofensa… haciéndote consciente de tus sensaciones y su propósito. Buscando en todo momento una actitud confiada sin sentirte molesta, ofendida, desanimada, vengativa… con odios o rencores. Esa línea aumenta tu poder personal y la serenidad, la calma y la convicción de seguir el camino de la impecabilidad hacen que te sobrepongas a cualquier tropiezo, taponando fugas de poder.

      La alumna escuchó con calma. Las palabras tienen vida propia y se evaden del concepto que las retiene. Su corazón, no obstante, había captado plenamente el mensaje.

      ¿Para qué luchas no aceptando la Unidad?


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